martes, 6 de julio de 2010


Educación superior basada en competencias

La educación superior actual, debe proporcionar los medios para un aprendizaje independiente, sin las limitaciones espacio temporal (escuela-trabajo), para obtener grados y otras credenciales basados en competencias, con credibilidad y certidumbre ante, organizaciones, empleadores y la sociedad en general.

ANTECEDENTES Y CONCEPTO.

La sociedad de la información, ha generado profundas interrogantes en los diversos planteamientos educativos, por lo tanto, es necesario construir una visión de la realidad y es pertinente comprender el papel de la educación y la escuela, sus fines en la nueva situación y los procedimientos de enseñar y aprender que son posibles. Es decir, hay que elaborar un nuevo modelo, volver a escribir el discurso acerca de la educación, a la luz de las nuevas condiciones en la sociedad que nos toco vivir.

El tema de las competencias irrumpió, sin pedir permiso en el mundo de la educación. Ha despertado interés en las aulas, y las escuelas. Todo porque proviene de otro universo, el laboral, tradicionalmente distanciado de la academia. Es necesario conocer sus orígenes por una parte, y por la otra, distinguir la estructura de las competencias laborales y todo su proceso de normalización, de los posibles enfoques que de hecho ha recibido la noción de competencia en los espacios netamente educativos, particularmente de la formación escolar desde hace por lo menos 20 años. Y he aquí que la multiplicidad de concepciones en torno a las competencias las han convertido en una especie de campo minado, donde caben las críticas por el potencial reduccionismo en el que han sumido a los procesos educativos, al punto que se les considera una oportunidad para diseñar currículos integrativos, reflexivos y transdisciplinarios.

Las competencias se han convertido en el enlace entre la educación y el cambiante mundo laboral. La competencia es una unidad que permite el encuentro y el diálogo de los elementos descritos, dado que permite llevar la vida cotidiana al aula y ésta a la realidad habitual.

La competencia es inseparable de la acción pero exige conocimiento; exige aplicación de conocimientos en circunstancias críticas. Las competencias articulan saberes de distintos orígenes, se construyen en la práctica social, en procesos dialógicos, y son flexibles, más que productos terminados; quizá sean cartas de navegación o procesos de habilitación.

Chomsky hablaba desde mediados de los sesentas de competencias comunicativas, Incluso algunas propuestas en el terreno educativo hablan de competencias desde las décadas de los 70 y 80. Para Argudín, la competencia vista desde el mundo de la educación: es “una convergencia de los comportamientos sociales, afectivos y las habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras, que permiten llevar a cabo un papel, un desempeño, una actividad o una tarea”. El concepto se puede entender desde tres acepciones: la que refiere a la competitividad en cuanto a ser mejor que los demás; la que se relaciona con un ámbito de responsabilidad y la que nos ocupa que se vincula con la capacidad para hacer algo, saber cómo, por qué y para qué se hace, de tal manera que pueda ser transferible. Ser competente es saber hacer y saber actuar entendiendo lo que se hace, comprendiendo cómo se actúa, asumiendo de manera responsable las implicaciones y consecuencias de las acciones realizadas y transformando los contextos a favor del bienestar humano.

Las instituciones educativas que han adoptado el enfoque de competencias proponen sus propias definiciones; por ejemplo, la UNAM considera que la competencia es: “una construcción social compuesta de aprendizajes significativos en donde se combinan atributos tales como conocimientos, actitudes, valores y habilidades, con las tareas que se tienen que desempeñar en determinadas situaciones”.

Malpica Jiménez destaca dos elementos comunes en toda definición de competencia: el desempeño, como la expresión de los recursos puestos en juego para el desarrollo de una actividad en la que se usa lo que se sabe, y las situaciones en las que dicho desempeño es relevante, pertinente y oportuno. Entonces, la competencia es: una interacción reflexiva y funcional de saberes, cognitivos, procedimentales, actitudinales y meta cognitivos, enmarcada en principios valórales, que genera evidencias articuladas y potencia actuaciones transferibles a distintos contextos apoyadas en conocimiento situacional, identificados a través de evidencias transformadoras de la realidad.

La UNESCO define competencia como: “el conjunto de comportamientos socio afectivos y habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten llevar a cabo adecuadamente un desempeño, una función, una actividad o una tarea”.

Por su parte, ANUIES define la educación basada en competencias: es aquella que “se fundamenta en un currículum apoyado en las competencias de manera integral y en la resolución de problemas. Utiliza recursos que simulen la vida real: análisis y resolución de problemas, que aborda de manera integral; trabajo cooperativo o por equipos, favorecido por tutorías”.

En la educación basada en competencias quien aprende lo hace al identificarse con lo que produce, al reconocer el proceso que realiza para construir, así como las metodologías que dirigen este proceso.

La educación basada en competencias es una nueva orientación educativa que pretende dar respuestas a la Sociedad del conocimiento o de la información. Se origina en las necesidades laborales y, por tanto, demanda que la escuela se acerque más al mundo del trabajo; esto es, se destaca la importancia de la relación necesaria entre las instituciones educativas y sector laboral. Lo que significa, que al cambiar las necesidades sociales y organizacionales, la educación se ve obligada a cambiar. Con lo que, se plantea la necesidad de proporcionar al estudiante los elementos convenientes para enfrentar las variables existentes en el mercado laboral.

A partir de las investigaciones y análisis de la relación entre el campo y el educativo, se concluyó que la necesidad de las instituciones educativas es que busquen nuevos modos de relacionarse con el sector productivo diseñando la construcción de competencias desde el currículum y de manera sistematizada. Por lo que, es importante que el currículum deje de centrarse exclusivamente en los contenidos de las disciplinas, dado que en la actualidad este modelo de formación profesional resulta inadecuado, pues no permite que el sistema educativo coincida con el mundo laboral.

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