jueves, 8 de diciembre de 2011

Shakespeare y la somatizacion


Shakespeare documentó en sus obras muchos ejemplos de somatización

Los personajes en las obras de Shakespeare presentan síntomas físicos de trastornos psicológicos mucho más que sus contemporáneos

El literato representaba la somatización de problemas psicológicos en síntomas corporales en sus obras.

En un estudio se mostró que Shakespeare, más que sus contemporáneos, conocía los síntomas corporales de trastornos psicológicos.Algunos médicos se muestran reacios a atribuir síntomas físicos a un trastorno emocional Esto resulta en retrasos en los diagnósticos, demasiada investigación y un tratamiento inadecuado

Probablemente nunca pensaste en leer las obras de William Shakespeare para una consulta médica, pero resulta que El Bardo tenía una profunda comprensión de la conexión entre el cuerpo y la mente, según un estudio en la revista Medical Humanities.El doctor Kenneth Heaton del departamento de Medicina de la Universidad de Bristol afirma que Shakespeare, más que sus contemporáneos, muestra la relación entre los trastornos psicológicos y los síntomas en el cuerpo.Los descubrimientos “deben estimular a los médicos a recordar que los síntomas físicos pueden tener una causa psicológica”, escribe Heaton en el estudio.Heaton examinó las 42 obras principales de Shakespeare y 46 obras de sus contemporáneos y los comparó de acuerdo con el género. Encontró que los síntomas que tienen raíces en la psique, incluyendo el vértigo, la dificultad para respirar, la fatiga, la sensación de entumecimiento y de desmayo, son más comunes en las obras de Shakespeare.Un ejemplo famoso de las causas psicológicas de la fatiga está en Hamlet, cuando el protagonista está disgustado por la rapidez de su matrimonio después de la muerte de su padre biológico y contempla el suicidio en su discurso en la escena II del acto I: “¡Oh Dios mío, Dios mío, qué fatigosos, rancios, vanos y sin provecho me parecen los usos de este mundo!” y termina con “(...) pero haceos pedazos, corazón mío, pues debo reprimir mi lengua”.Heaton también cita pasajes del Mercader de Venecia, incluyendo la confesión de apertura de Antonio a sus amigos: “En verdad ignoro por qué estoy tan triste. Me inquieta; vosotros decís que les inquieta también”.Shakespeare también estaba convencido de que el vértigo, marcado por la inestabilidad o el sentimiento de la pérdida de control, podría ser el resultado de una emoción extrema. En estos días, esa relación no se ve comúnmente, pero el vértigo puede ser un síntoma relacionado con el estrés. Los escritores lo usaron como una metáfora de la angustia existencial, pero Shakespeare conocía sus efectos físicos: “Aquel cuya cabeza le da vueltas, cree que lo que gira es el mundo entero”, dice una viuda en La Fierecilla domada.A diferencia de cualquiera de los contemporáneos del Bardo que estudió Heaton, Shakespeare muestra a personajes que pierden la capacidad auditiva en momentos de mucha emoción. En el Rey Lear, Gloucester, quien es ciego y cree que hay un acantilado debajo de él, admite ante su hijo Edgar que no escucha el mar. “¿Entonces, vuestros otros sentidos crecen imperfectos por la angustia de vuestros ojos”, dice Edgar. Podría haber sido metafórico, ya que la sordera psicosomática no se ve en el siglo 21, pero Heaton plantea que tal vez en la época de Shakespeare el estrés causaba síntomas relacionados con el oído.

¿Por qué tanta atención a la relación mente y cuerpo? Tal vez quería hacer que sus personajes fueran más humanos o que el público se relacionara más con ellos, o tal vez inconscientemente hizo hincapié en estos síntomas a causa de su propia conciencia corporal.Los ejemplos de Heaton podrían haber sido escritos únicamente como metáforas, pero afirma que esos síntomas corporales específicos y los sentimientos psicológicos no se deben descartar como tal.“Muchos médicos se muestran reacios a atribuir síntomas físicos a un trastorno emocional, y esto resulta en el retraso en el diagnóstico, demasiada investigación y un tratamiento inadecuado”, escribe Heaton. “Podrían aprender a ser mejores médicos si estudian a Shakespeare”.

Éste no es el único caso en el que se cruzan el arte y el diagnóstico. Varios especialistas han señalado que algunos personajes en las novelas de Fiodor Dostoievski padecían trastornos mentales, como el asesino en Crimen y Castigo, a quien se le relaciona con trastorno de personalidad disociada, mientras que al protagonista de Los Hermanos Karamazov el propio Freud lo diagnosticó con síndrome de Edipo.

La Silla del Águila


Parafraseando a Monsiváis (en Días de guardar, crónica sobre Raphael), el que esté libre de cometer pendejadas bibliográficas, que arroje la primera cita.

Somos lo que tuiteamos?

Tenemos el gobierno y a los políticos que merecemos, según la sabiduría popular.Eso es una gran mentira.México tiene el gobierno y a los políticos que produce. Ambos son reflejo de nuestra realidad.

-¿Por qué son incultos nuestros políticos? Porque predominan los mexicanos incultos.Si en nuestro país se lee medio libro al año por habitante, en promedio, ¿qué otra cosa podríamos esperar del pueblo y de sus políticos?

Octavio Paz solía decir: "Nunca van a convivir la letra y el cetro. pero es peor cuando no conviven la letra y el pueblo".

Con tal destreza el poeta calificaba la relación entre dos poderes. El poder del intelecto y el poder de la política. La letra como símbolo de la cultura y, el cetro, como emblema del poder. Rara vez conviven ambas esferas.Creo que el problema de México no es que un político se equivoque y confunda a un autor. Que mezcle el agua con el aceite. No. Es más profundo.El problema de México es que son decenas de millones de mexicanos que no saben leer, porque no entienden lo que leen. No por ser analfabetos. Porque prefieren el atajo que cuesta menos trabajo. Porque prefieren ver que mirarMucha gente contacta con la realidad sólo a través de los medios de comunicación, incluido Twitter. De tal suerte, lo que no aparece en los medios, no existe, y viceversa.

Si el señor no la hubiera regado, muy pocos se hubieran enterado de que estuvo en la FIL. Es más, no sabrían ni qué es la FIL.Si el smartphone reduce la capacidad de reflexión y de expresión, los medios de comunicación andamos poquito peor.

Vende más la face del Precandidato que el book que no leyó. Vende más bailar por un sueño, por cualquier tarugada. Que invitar a pensar.Pero preferimos seguir hablando de Kalimba o Juayderito en un país de raíz profunda. Se nos olvida que la misión de los medios debería ser "decir la verdad y avergonzar al diablo", como sugería Walter Lippmann. Ser odiado por todos. Del bando que sea. Sentarse frente a las cámaras, el micrófono o la computadora y no ser amigo de nadie.Pero hasta eso se nos ha olvidado.Porque tener memoria no vende, o vende muy poco.