miércoles, 26 de enero de 2011

EL LEGADO DE MARIA MONTESSORI EN LA EDUCACION DIFERENCIAL

La doctora, antropóloga y pedagoga italiana María Montessori publico en 1918 un libro que revolucionaria la Educación del Niño Discapacitado. Este libro, que luego se convertiría en método, titulado "The Advanced Methodology" es sin duda la más valiosa contribución de principios del pasado siglo a la escuela especial y al trabajo cotidiano en el aula, que, sin embargo, aun hoy no ha perdido vigencia. Con mucha sabiduría la Dra. Montessori nos expresaba:

"Debemos crear un ojo que vea, una mano que obedezca y un alma que sienta y en esta tarea debe cooperar toda la vida". (Montessori, 1918.)

María Montessori uso el método científico para educar los sentidos, pero basándose, fundamentalmente, en la necesidad de autonomía que tiene el niño. Fue, entonces, y por esta razón, que también lo aplico a niños normales. No concebía la rigidez y el estatismo de la escuela: promovía la libertad de movimiento, pero respetando los derechos del otro. Se consideraban, por supuesto, los tiempos individuales y cada chico trabajaba con su propio material didáctico. Ello permitía un importante grado de concentración en los pequeños con el uso de material adecuado, creado especialmente para el método. Este material estaba basado, lógicamente, en el juego y estos juegos tenían fines educacionales muy exactos, aunque sin dejar jamás de lado la imaginación. Exactamente han transcurrido 85 años desde la aparición de este importante libro que, paradójicamente, no se encuentra dentro de las bibliografías de consulta en los profesorados de Educación Especial (tampoco de la educación “normal” y aunque en todo el mundo la figura de Montessori se le ha rescatado, revalorizado y se le ha vuelto a otorgar un lugar a su método, nosotros en el “Tercer Mundo”, que siempre creemos transitar lo mas "novedoso" en cuanto a metodologías y a orientaciones didácticas se refiere, no hemos sido capaces a apropiarnos responsablemente de su método. Las nuevas generaciones de maestros y profesores lo ignoran por completo, aunque también, en la mayoría de los casos, tampoco les dice nada el nombre de su autora, verdadera pionera de lo que hoy se denomina "Educación por el Arte" y "Estimulación Temprana". Dice Susana F. de Alemany:

"Algunos científicos sostienen que hay 22 sentidos, la mayoría de los cuales no aprovechamos. Nuestros cinco sentidos dice Montessori se pueden educar mediante diversos ejercicios y prácticas. La cuestion es, cuanto más información, visual, táctil, auditiva, etc., tenemos, mas tenemos para procesar". (Alemany y Wolf.1988.)

Lo que hoy en día conocemos como estimulación temprana y sensopercepcion es la piedra fundamental del trabajo de la doctora María Montessori, quien fomentaba la percepción mediante sus juegos sensoriales y de exploración, juegos de silencio y cajitas de sonido. ¿Por qué no se consideran los aportes de la Dra. Montessori actualmente en la escuela especial? ¿Juegan los niños discapacitados dentro del aula? ¿Conocen los docentes la magnitud del trabajo de la Dra. Montessori acerca de los juegos sensoriales y de exploración? ¿Quién provee de material didáctico específico a la escuela especial si todo lo existente es para los llamados "chicos normales"? ¿Con que criterios se adapta la curricula de escuela común a especial? ¿Existen cursos de capacitación o de perfeccionamiento para la escuela diferencial que promuevan e incluyan el juego participativo entre docentes y alumnos y que incorpore las nuevas tendencias educativas? ¡Cuantas preguntas que nos quedan a diario sin respuesta! ¿Cuales serán, entonces, los caminos a seguir? Primeramente, se debería trabajar con mayor ahincó para lograr una unificación de criterios en este terreno por parte de las autoridades educativas y los docentes en general, fomentando la investigación y la aplicación de estas nuevas propuestas pedagógicas, dejando de lado el estereotipo y promoviendo estrategias didácticas acordes al nivel de pensamiento de los chicos y no basadas en generalidades o supuestos. Y en segundo lugar, exigir el constante perfeccionamiento con personal altamente capacitado en cada una de las tareas, que origine permanentes debates dentro de las escuelas y que promueva, por ende, el perfeccionamiento y el intercambio interno continuo. Si hablamos de ofrecerle al niño una educación integral, participativa, novedosa, transgresora, pero, fundamentalmente, de calidad, se deberían considerar con urgencia los siguientes aspectos, ya propuestos por la Dra. Montessori y difundidos en nuestro país por Frances Wolf, entre otros, estos serian:

a.- La escuela especial tendría que tomar con mayor compromiso y seriedad los C.B.C. de Educación Artística y su aplicación en el aula, pues ellos contribuyen a fomentar y expandir la apertura sensorial, afectiva y creativa, claves para el niño con necesidades educativas especiales en la construcción del conocimiento y de esto nos comenta V. Lowenfeld:

"Cuanto mayor sea la oportunidad que le brindemos al niño para desarrollar la sensibilidad y mayor la capacidad para agudizar los sentidos, mayor sera también la oportunidad de aprender". (Lowenfeld y Brittain; 1972.)

b.- Juego y construcción del conocimiento no tienen porque ir disociados; por lo tanto es trascendental rescatar el juego en las escuelas (tanto común como especial) promoverlo y fomentarlo. Dice Luis M. Pescetti:

"Un niño que no juega es un niño enfermo. Y una institución destinada a formar niños? ¿Cuál es el criterio de salud institucional en este tema?" (Pescetti; 1994.)

El juego para el niño es algo muy serio y se convierte en una necesidad. Representa aspectos muy importantes para su formación y desarrollo, y los lenguajes del arte, con sus componentes lúdicos, son parte indivisible en la educación del ser humano. Son expresiones que pasan tanto por lo emocional como por lo racional y a la vez se retroalimentan y estos no pueden ni deben estar ausentes en ninguna currucula. J. Piaget, afirma:

"Para la pedagogía corriente el juego es tan solo un descanso o la exteriorización de energía superflua. Sin embargo, este punto de vista simplista no explica la importancia que los niños pequeños atribuyen a sus juegos, ni tampoco la forma constante que revisten los juegos de los niños, su simbolismo o ficción, por ejemplo". (Piaget; 1969.)


Desde el juego, libre o reglado, grupal e individual, puede un chico descubrir y construir significativos aprendizajes y estos difícilmente se olvidaran. No sucede lo mismo, pues, con el aprendizaje repetitivo que termina por agotar y desinteresar al niño y con mayor razón a niño con labilidad emocional. ¿Por qué, entonces, no aprovechar los aspectos lúdicos que nos ofrecen la Música y la Plástica, el Juego Dramático y la Expresión Corporal? ¿Por qué, recurrentemente, tan solo se juega en los patios al "huevo podrido", a "la mancha", "la popa" o al "lobo estas" como si no existieran otros juegos tal vez mas útiles y novedosos? ¿No es posible, acaso, inventar juegos de palabras, de sonido y color, formas y diversos movimientos corporales? ¿No se le pueden proponer al niño especial otro tipo de juegos motores y que al mismo descubra o invente alguna variación?

El niño discapacitado no es un "pobrecito “al cual hay que darle todo hecho o decidir por él. Ese es el grave error de las escuelas diferenciales: la extrema sobreprotección o considerar al niño simplemente como un "idiota", dedicándole u ofreciéndole un repertorio de rimas burdas y melodías pobres; movimientos corporales estereotipados, copiados a los "ídolos" de la TV, en vez de ayudar al niño a descubrir su propia danza o inventar sus propias secuencias de movimiento; sellitos comerciales (con Gardfield, Minie o Micky) para felicitar un logro, en vez de crearse el mismo sus dibujos o logos dentro del aula, para ser transformados en sellos. ¿Es tan difícil para un docente hurgar dentro de la propia creatividad o es simplemente la comodidad la que lo conduce a copiar lo primero que encuentra? Insisto en que debemos ver en este niño las capacidades y no las discapacidades, porque no están anulados en el todos los aspectos, por lo tanto y tomando en cuenta, nuevamente, lo planteado por la Dra. Montessori, la escuela tiene el deber de darle las mayores posibilidades que están a su alcance para ampliarle el campo perceptivo y creativo. Este niño, pese a su discapacidad (presentando, incluso, problemas motrices), está en perfectas condiciones de hacer y manipular, puede y debe construir, inventar y seleccionar, transformar y recrear: habrá que entregarle, entonces, las herramientas precisas y ayudarlo, constantemente, pero sin asfixiarlo ni anularlo. Lo significativo en la educación en general y con mayor razón aun en la especial, son los procesos, no el producto final; por lo tanto, incentivarlo para construir sus propios títeres y mascaras, no que los compre hechos. Que construya móviles y esculturas, no que está de por vida con la hojita de computación y el gastado tema libre. Que experimente con diversas pastas: barro, pasta de sal, aserrín y papel, harina o arcilla. Por nuestra parte, nosotros, los docentes de música o de grado, deberemos considerar que el manejo de un buen repertorio musical y/o poético, es capital en la formación del alumno, porque ayuda y permite el crecimiento espiritual y estético del niño: es urgente y por qué no necesario jubilar definitivamente al "Payaso plin-plin" y al "Elefante trompita"; es urgente buscar melodias ricas, sobre las que se pueda instrumentar, improvisar, agregar pedales u ostinatos y letras de calidad, dejando de lado el estereotipo, lo pasatista o lo comercial y, por supuesto, aquel repertorio que no contribuye ni aporta ni ayuda a elevar la dignidad del ser humano y en esta empresa no van solamente involucrados los maestros de especialidades, sino que en ella están incluidos absolutamente todos los miembros de la comunidad educativa.

María Montessori fue una mujer de avanzada. Sin duda hoy, si estuviera viva, seguiría promoviendo el aprendizaje a través del juego, el arte y los sentidos, pensando siempre en la calidad de la educación. ¡Una gran precursora!

Educación chatarra: pobre desarrollo


La educación es la base fundamental para el desarrollo humano de cualquier país. ¿Qué pasa cuando ésta no alcanza los mínimos resultados que podrían esperarse?, o bien, ¿hasta dónde un país puede mantener su crecimiento con fines de bienestar sin la participación de un sólido sistema educativo? La respuesta es obvia: una sociedad sin logros y avances educativos no tiene posibilidades de mantener altos niveles de desarrollo humano, y es esto lo que está ocurriendo en México.

De los más de 113 millones de habitantes, 33 millones de 15 años o mayores no cuentan con los aprendizajes más elementales para enfrentar la dinámica de una sociedad que avanza por el valor agregado que generan los conocimientos, los lenguajes abstractos, los mecanismos informáticos y digitales, y que se mueve al ritmo de los descubrimientos de la ciencia y la tecnología. Esto los reduce a la condición de pobres por ignorancia, con la única posibilidad de acceder a empleos mal pagados, o al subempleo informal, o a ser sujetos cautivos para engrosar las filas de la migración o de la delincuencia, por desesperación o abandono social. Sólo una minoría privilegiada puede ser parte de la modernidad digital y tecnológica, por su capacidad para alcanzar altos niveles de educación formal, pero esto sólo hace más ricos a algunos y más pobres a todos los demás.

Para los que tienen la oportunidad de cursar uno o dos ciclos de educación básica, el panorama tampoco es muy alentador. Con base en un estudio del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), el Observatorio Ciudadano de la Educación señala que, de los años noventa a principios de este siglo, sólo entre el 45% y el 66% de los estudiantes que ingresaron a la educación básica pudieron terminarla. En la modalidad de primaria indígena concluyó únicamente el 44.5%.

Estos datos muestran que la SEP no puede garantizar el total acceso a la educación básica, pero que tampoco puede organizarse para ofrecer conocimientos fundamentales y pertinentes. De acuerdo con la misma fuente, de cada 100 niños que pudieron mantenerse hasta la educación secundaria, sólo 18 alcanzaron a cubrir los mínimos de aprendizaje de español, y únicamente 14 lo hicieron en matemáticas (Este País 237, enero de 2011, páginas 39-43). Algo similar ocurre con otros aspectos centrales de sus conocimientos sobre salud y sus posibilidades de alcanzar habilidades y competencias laborales, de analizar la historia de su país y del mundo, de conocer y opinar sobre las dinámicas de la sociedad y la naturaleza, y de construir su futuro como ciudadanos activos y responsables. Entre quienes logran ingresar al bachillerato o continuar con una carrera de educación superior, las cifras se repiten: alrededor de la mitad de ellos se quedan en el camino.

El abismo se hace enorme cuando se sabe que para poder alcanzar un mayor nivel de bienestar y desarrollo se debe propiciar la producción de conocimientos complejos, así como favorecer la investigación científica, la innovación tecnológica y la capacidad institucional del Estado para promover sistemas nacionales de aprendizaje social muy amplios; pero, sobre todo, superar la fase de impulsar y reproducir carreras y profesiones de una sola especialización, para favorecer el surgimiento y consolidación de áreas interdisciplinarias y perfiles de egreso en nuevas áreas del conocimiento, como las de genómica y alimentos, nanotecnología, robótica, sustentabilidad y medio ambiente, salud integral y farmacogenética, nuevos materiales inteligentes, fuentes alternas de energía, diseño y arte, gobernabilidad y nueva ciudadanía, complejidad, ciencias sociales integrales, el más amplio desenvolvimiento de las humanidades, entre muchas otras.

La creación de nuevas instituciones de educación superior, tal y como se ha anunciado para este 2011, no atina a resolver la necesidad de estos nuevos perfiles de egreso, por lo que se incrementará la obsolescencia de las carreras actuales, así como la saturación laboral y el desempleo de los que de allí egresen.

El rezago digital del país es enorme frente al de otros países; la actividad profesional tradicional ha perdido competitividad, y su contribución al PIB del sector servicios ha caído casi 2% en el último año, de acuerdo con recientes cifras del INEGI. El sector científico apenas sobrevive con un presupuesto limitado año con año, y padece además del más absoluto oscurantismo sobre el significado que tiene esta actividad central para la economía y la sociedad de nuestro tiempo.

La monstruosa situación que se padece en la educación en México es la muestra incontestable del atraso político y económico que subsiste. Sumido como está el sistema educativo en los enredos, tan descomunales como trágicos, pero tan beneficiosos para las minorías que los promueven, de las cúpulas del SNTE y de la SEP, no es posible esperar ningún cambio positivo en la relación de la educación y el mejoramiento de los índices sociales y económicos para alcanzar mayores tasas de desarrollo humano. No es siquiera probable algún ligero mejoramiento de los mismos entre el 2011 y el 2012. En el futuro cercano sólo se ven políticas de chatarra y podredumbre.