martes, 9 de marzo de 2010

Apuntes de Orientación Profesional y/o Vocacional. con el proceso de universalización de la enseñanza cada vez son mayores las posibilidades que poseen los jóvenes que culminan la enseñanza media superior de comenzar estudios universitarios, a los que acceden por diferentes vías que garantizan en todos los casos una enseñanza de calidad. Sin embargo no siempre los estudiantes listos para el ingreso a la Universidad, cuya edad por lo general ronda entre los dieciocho y veinte años, poseen la madurez necesaria para decidir acertadamente la carrera que estudiarán.
Es una situación bastante común encontrar jóvenes a los cuales no les es posible definir gustos o aspiraciones en el ámbito profesional y esto se convierte en un problema para el momento de decidir qué especialidad estudiar. Esta problemática no solo afecta al joven sino también a su familia que muchas veces no posee los elementos necesarios que permitan orientar a sus hijos en la elección de la carrera.
Este no es un problema puntual, sino trascendente en la vida de cualquier persona.
"Elegir la profesión, teniendo en cuenta las capacidades personales, implica un determinado grado de desarrollo de la autodeterminación profesional que posibilita un desarrollo armonioso de la personalidad en su conjunto, así como un adecuado equilibrio psicológico en el sujeto.
El hecho de que un joven inicie una carrera que no corresponde a sus intereses ni intenciones constituye un factor que, de entrada, conspirará contra su aprovechamiento y su desarrollo en el estudio de esa profesión. Este será un elemento que influirá en su posible baja docente como alumno, pues implica la no existencia de motivación hacia la actividad de estudio" (González F., 1987, p. 20), además, no sólo limitará su desarrollo general como profesional, sino también el desarrollo general de su personalidad.
La orientación vocacional en este período continúa siendo fundamental para guiar a los jóvenes en la elección de lo que será su futura profesión, acorde a sus potencialidades e intereses.
La finalidad de la orientación vocacional es facilitar la elección razonada de la profesión a cursar en la universidad, y con ello el logro de su desarrollo como profesional.
Muchos son los investigadores que han incursionado en esta temática.
Ramírez R. et al. señalan: "El trabajo de formación vocacional y el de orientación profesional articulan directamente, sin embargo, no son idénticos entre sí. El primero se refiere al proceso de formación sistemática de intereses, inclinaciones, de desarrollo de habilidades y capacidades, mediante las actividades del proceso docente, a través del trabajo y la asimilación de los contenidos de las asignaturas, el enfoque politécnico de la enseñanza, la vinculación de la teoría con la práctica, etc., así como mediante actividades extraescolares dirigidas, como son: círculos de interés, visitas a centros, conferencias de especialistas, exposiciones, proyecciones, etc.
Este es un trabajo cuyos objetivos se reflejan a largo plazo, es una labor de finalidad mediata" (Ramírez R. et al. 1986, p. 40). Continúan diciendo los autores "La orientación profesional se refiere, sin embargo, a un trabajo con un carácter más inmediato, se refiere al trabajo de preparación que se desarrolla a corto plazo, en los grados terminales, con el objetivo inmediato de orientar a los jóvenes para que sean capaces de seleccionar aquella profesión que más conviene a sus inclinaciones y posibilidades dentro del marco de las necesidades sociales" (p.40).
Por una parte, si se logra realizar con los estudiantes de la enseñanza media superior, de manera estable y con constancia, una labor de formación vocacional, en estos jóvenes no se dará tan ingente la necesidad de recibir una orientación vocacional en el grado terminal, por lo general con demasiada premura como para ser efectiva.
En muchos casos ocurre que sólo un pequeño grupo de estudiantes, aquellos que expresan mejor aspectos incipientes de futuras intencionesprofesionales, a saber:
"1-Conocimiento del escolar sobre el contenido de la profesión.
2-Conocimiento del escolar sobre las particularidades del trabajo con la profesión que
escogió o desea escoger.
3-Conocimiento del escolar sobre las particularidades de la personalidad necesarias para
la realización exitosa de su profesión" (González F., 1987, p. 25), serán los estudiantes que mejor aprovecharán las actividades de formación vocacional y con posterioridad las de orientación profesional que se realicen en el grado terminal.
Por otra parte, no podemos pensar que este proceso termina cuando el joven ingresa a la carrera, este momento solo marca el final de una primera etapa, para darle paso a otra muy importante también: la que comienza una vez que el joven ingresa a la educación superior. Es precisamente en las universidades donde se da un salto cualitativo hacia la orientación profesional, ya desde la profesión, y esto, al desempeñarnos como profesores universitarios, nos toca bien de cerca; podemos concentrar toda nuestra actividad sobre la especialidad que impartimos, para lo cual contamos con todos los profesionales docentes especialistas en las diferentes materias.
Esta labor de crear intenciones profesionales o fomentarlas desde la propia carrera resulta especialmente importante para aquellos jóvenes que han escogido la especialidad sin un pleno conocimiento de la misma, para los cuales, sin esta ayuda, va a ser bien difícil obtener éxitos en sus estudios, y más aún, tener éxitos en la vida profesional.
La motivación profesional y su importancia para el proceso de enseñanza aprendizaje.
Según Canfux, V. y Rojas, A. R. (1993) "El motivo caracteriza toda actividad del hombre, es éste el que da impulso a la acción, es el aspecto dinámico de la actividad, por ello no puede investigarse la actividad de estudio sin considerarse la motivación hacia la misma" (p. 50).
Así como para Martínez A y Hernández L. (1987), "la motivación reviste una extraordinaria importancia en el proceso docente-educativo, debido a que crea y estimula el interés del estudiante por apropiarse de los conocimientos, hábitos y habilidades que corresponden a cada nueva etapa" ( p.53), para González F. , (1987), "la motivación por la profesión y el desarrollo de intenciones profesionales cuya maduración debe ir a la par del desarrollo progresivo del alumno en el decursar de la carrera no puede verse desligado o como algo independiente de la labor diaria de cada profesor en las actividades del proceso docente-educativo" (p.20). Esto es algo muy importante ya que muchos docentes al escuchar las palabras: "motivación profesional", las asocian con actividades específicas para lograr motivar al estudiante por su futura profesión, sin pensar que esto es parte indisoluble de su labor diaria como profesor.
Por tanto, abordar la motivación profesional se hace imprescindible cuando se quiere analizar el comportamiento del proceso docente-educativo en cualquier etapa de su desarrollo.
Lograr la motivación en el estudiante no es algo que se alcanza fácil y espontáneamente.
El profesor debe conseguir, como resultado del proceso de enseñanza-aprendizaje en el estudiante, un desarrollo integral de su personalidad. El hecho de que este proceso de instrucción esté regido por metas que definen hasta dónde ha de llevarse al estudiante, hace que éste se sienta motivado puesto que toda conducta orientada hacia un objetivo se convierte en algo motivante, más aún si ese objetivo contribuye a la culminación de estudios universitarios, entonces, esa meta u objetivo, fijada en el ámbito de la sociedad, que está interesada, a su vez, en la formación integral de sus individuos para garantizar un servicio, se hace también una meta u objetivo del alumno. (Soler E. et al., 1992). Lograr que esto ocurra es responsabilidad de la institución y en última instancia de los profesores que la representan
Muchos profesores piensan que con organizar adecuadamente los objetivos del ámbito instructivo es suficiente para lograr un proceso de aprendizaje exitoso, y no valoran en su justa dimensión todas las acciones, derivadas de objetivos conscientemente planificados que, en el ámbito psicológico, contribuyan a motivar al estudiante.
Motivar al estudiante es algo que aporta mucho al aprendizaje pero resulta un proceso complejo, la información que llega del exterior a los alumnos no se registra de igual manera en todos, la forma en que esta información se procesa depende de diversos factores externos e internos: reflejos, impulsos, percepciones, metas, interacción alumno-profesor, estímulos, etc. Un buen desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje es aquel que contribuye a disponer emocionalmente al que aprende para que pueda procesar la información con la mejor actitud y persistir en la tarea, además de reducir o suprimir en este la ansiedad y los sentimientos de incompetencia que pueden afectar de manera no deseada al mismo. (Soler E. et al., 1992).
De todo ello podemos resumir entonces que son muchos los factores relacionados con la motivación. Influirán en ella no sólo la forma en que se organizan y cumplen los objetivos de cognición sino también la forma en que se organicen y cumplan los objetivos para el ámbito afectivo del estudiante, estos últimos con un fuerte componente psicológico. Una vez que se ha logrado motivar al alumno, en él se ha creado un clima adecuado para el trabajo intelectual, facilitando actitudes favorables ante el proceso de aprendizaje.
Aguilar, J.; Collado, J. M. y Armenteros, M. (1984), ahondan también en el aspecto psicológico de la motivación como "una tendencia consciente que surge para dar satisfacción a una necesidad e impulsar al sujeto hacia un objetivo. Por lo tanto, para que la motivación determine una conducta orientada hacia una meta concreta, es preciso que la misma sea asimilada por el sujeto y provoque en este cualidades de urgencia y tendencia a la consecución de un objetivo"
(p. 3). Esto llevado al campo de la Pedagogía, permite explicar la motivación como la creación en los alumnos de necesidades que los impulsan hacia un objetivo. Al ser el aprendizaje un proceso activo en el cual es imprescindible que cada parte juegue su rol, la actividad de dirección del profesor y la de aprendizaje del alumno están relacionadas íntimamente en una unidad dialéctica, la unidad enseñanza-aprendizaje, sin la cual resulta vano cualquier esfuerzo del educador.
Continúan diciendo Aguilar, Collado y Armenteros (1984) "La motivación de un alumno hacia una acción de aprendizaje es, por una parte, producir una contradicción interna en el mismo, entre el nivel de saber alcanzado y las necesidades objetivas que aparecen como demandas mayores que no se cumplen primeramente, y por otra, despertar el deseo de resolver esta contradicción mediante la asimilación de nuevos conocimientos y habilidades y el desarrollo de las capacidades" (p. 3).
Ahora, ¿cómo logramos que se cree en los alumnos esa contradicción?
Según López, I. M. (1984) esta no es posible crearla si no se toma en consideración la interacción dialéctica que se da entre los sentimientos (lo emocional), y los conocimientos (lo racional). Así lo expresa: "Todo lo que el individuo asimila consciente y activamente es producto de lo realizado y adquirido de forma agradable, amena, e intensa. Debe partirse ante todo de lo que se quiere formar y como va a hacerse, tener en cuenta la condición del hombre con quien se trabaja, y el especialista que necesita la sociedad" (p.163).
No es posible lograr que un estudiante aprenda algo nuevo si anímicamente no está preparado para recibirlo y si no siente la necesidad de hacerlo. Sólo un fuerte sentimiento de motivación hacia lo que se ha aprendido y una buena expectativa por lo que no se conoce, puede crear esa contradicción que una vez resuelta dará paso a otra, que a su vez se resolverá y será un nuevo punto de partida y así continuamente se irá desarrollando el intelecto del estudiante y de una manera ascendente se fomentarán sólidas intenciones profesionales, las cuales representan el nivel superior dentro de todo el conjunto de motivos relacionados con la vinculación del joven a la profesión.

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