jueves, 19 de agosto de 2010

Psicología y Sexualidad

Psicología y sexualidad se relacionan porque la sexualidad es una función vital en el ser humano que influye la conducta y la manera específica de relacionarse con el otro. Es un impulso instintivo que recorre en su desarrollo distintas etapas con características definibles y es condicionada por el entorno sociocultural que contiene al sujeto.

La sexualidad como factor constitutivo

La sexualidad influye sobre procesos fisiológicos y psicológicos, pero ante todo es la expresión de una necesidad de comunicación física que excede ampliamente el aspecto genital de la sexualidad.

Al pensar en psicología y sexualidad, es fundamental tener en claro la diferencia entre sexualidad y genitalidad. La genitalidad se expresa en la pubertad y en la adolescencia. Esta etapa del desarrollo humano se encuentra al servicio de la reproducción. La sexualidad en cambio es un concepto mucho más amplio que incluye a la genitalidad. Confundir sexualidad y genitalidad es dejar de lado el componente afectivo, factor que determina la calidad de la relación con el otro.

La amplitud del término sexualidad incluye a la genitalidad

Sexualidad y genitalidad no son lo mismo, sin embargo se entrelazan en una dimensión relacional donde la relación es la función básica de la sexualidad y requiere, exige, no solo el deseo sino la apertura y la atención hacia el otro a través del afecto la comunicación y la duración.

La sexualidad humana no se reduce al encuentro entre hombre y mujer, es por esto que sexualidad y genitalidad no son equiparables. Fue Freud quien realizo esta diferenciación básica. Psicología y sexualidad se relacionan en la clasificación de la sexualidad de acuerdo al tipo de conducta que genera ejercer la sexualidad. Freud no solo teorizo sobre la sexualidad del adulto, sino que desarrollo el concepto de sexualidad infantil y sexualidad “perversa”.

Este desarrollo teórico puntualizo la existencia de sujetos cuyas prácticas sexuales se apartan, o al menos no incluyen, la posibilidad del coito y de la reproducción, como los niños y los “perversos”. Entonces desde una perspectiva más abarcadora y completa de nuevo nos encontramos con la claridad de que sexualidad y genitalidad no son sinónimos.

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