Netnografía, la ciencia de las redes sociales
Es
un nuevo método que analiza cómo nos comportamos en la Web y pretende
instituirse como la ciencia de lo que ocurre en Internet, más específicamente,
de las vivencias, experiencias y vínculos generados en la Web.
Tienes
cientos de amigos en Facebook. Cada tanto, das clic en “me gusta” en las
páginas de artistas, en consignas que te parecen justas o en las propuestas de
algunas marcas. Tú y otros 600 millones de personas alrededor del mundo tienen
cuenta en esta red social. Si se tiene en cuenta, además, todo lo que sucede en
otras redes y en la red en general, es un foco interesante para explorar. Y con
el crecimiento de los usuarios de Internet surgió un nuevo método de
investigación dedicado a estudiar lo que sucede en las comunidades virtuales,
la Netnografía.
Proviene
de la aplicación de la etnografía al estudio del ciberespacio y pretende
instituirse como la ciencia de lo que ocurre en Internet, más específicamente,
de las vivencias, experiencias y vínculos generados en la Web.
El
español Miguel del Fresno, doctor en Sociología y licenciado en Filosofía,
escribió “Netnografía” (2011), un libro dedicado a la exploración de esta
técnica, que la define como “una nueva disciplina o una antidisciplina o una
interdisciplinar o, simplemente, una teoría en construcción”. El especialista
explicó que “el ciberespacio no es lugar geográfico, sino un espacio sin lugar y,
por tanto, impone revisar los métodos de las ciencias sociales y ver qué nuevos
retos hay que afrontar. Hay poca teoría y pocos estudios aún como para
considerarla una teoría establecida”.
En
la actualidad, su uso se hace más evidente en las áreas relacionadas al
marketing y los estudios de mercado. Su ventaja sobre otras técnicas de
investigación social residen en que los individuos actúan libremente al
escribir, comentar, twittear o postear fotos. Esto diferencia radicalmente el
material de estudio, ya que el investigador tiene un acceso “directo” a
expresiones o evaluaciones de estilos de vida, productos y demás.
Estudios
sobre el tema sugieren que los individuos que conversan en Internet sobre
marcas y productos tienden a poseer gran conocimiento sobre esas temáticas, ya
sea de autos, alimentación infantil o productos bancarios. Algunos
investigadores afirman que el nivel de conocimiento de estos usuarios
habituales de ciertos productos puede llegar a superar el de los propios
ingenieros que los han desarrollado.
En
este sentido, el departamento de investigación de Starcom MediaVest Group
realizó un estudio sobre los temas predominantes en las conversaciones que
tienen las madres en las redes sociales. Entre los tópicos más importantes se
encuentran la crianza de los niños (23%), el embarazo (22%) y la maternidad
(12%). Según los expertos, las madres llegan a la Web en busca de información y
de intercambio de experiencias. En estos casos, muchas veces el rol del médico
o pediatra puede verse opacado frente al poder de recomendación de una madre a
otra, ya que se valora mucho la experiencia.
En
la introducción de su libro, del Fresno explica que resulta imposible
comprender el ciberespacio separado del significado de cultura y afirma que, en
el ciberespacio, se expande una cultura como base de la sociabilidad online, la
cibercultura, un esfuerzo para sintetizar todas las subculturas o ciberculturas
(como comunidades) que se puedan crear en el contexto online. “Los mejores
instrumentos para conocer y comprender la cibercultura de un grupo o comunidad
online, como organización humana, son la cultura y la emoción de otros seres a
partir de la producción de sus discursos. En la Netnografía, tratamos
básicamente con entornos textuales y se pueden o se deben incorporar en el
análisis, si son pertinentes para la investigación, otros tipos de creaciones
como diseños gráficos, vídeocreaciones, podcast, videoblogs, microbloging, etc.
y recreaciones que las personas despliegan en su actividad y creatividad en el
ciberespacio”, explicó el autor.
Ante
la potencial expansión gradual de esta cibercultura (con el aumento de los
accesos a Internet, la multiplicación de equipos portátiles, el aumento de
alfabetizados digitales…), el especialista cree que traerá cambios aparejados:
“Las comunidades tenderán a fragmentarse en subgrupos, a crear nuevas
normalidades alrededor de pautas de inclusión y exclusión afinadas. La
tecnología, al igual que puede permitir efectos positivos, para muchas personas
creará nuevas formas de desigualdad y de exclusión”.
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