Los Supersónicos, 50 años
después
Hace medio siglo proyectaron
estar en 2062 pero no fue necesario tanto tiempo para que esta familia nos
demostrara las ventajas de vivir en el futuro.
Teléfonos celulares,
videollamadas, puertas automáticas, edificios inteligentes, camas solares,
microondas, cepillos de dientes eléctricos y robots al servicio del hombre, son
solo algunas de las cosas que la caricatura Los Supersónicos (The Jetsons),
producida por los legendarios Joseph Barbera y William Hanna, presagió hace 50
años, cuando comenzó a transmitirse por la cadena ABC.
El episodio inaugural,
titulado Rosey the Robot, se transmitió el 23 de septiembre de 1962 y narraba
la manera en la que Robotina llegaba a casa de los Supersónicos, luego de que
Ultra (la mamá) la adquiere en una tienda de sirvientas autómatas.
La primera secuencia de Los
Supersónicos, que seguía a los memorables créditos iniciales, muestra a Ultra
sentada frente a un televisor colgado del techo que sorprendentemente es plano,
superdelgado y que tiene una cámara para las funciones de videollamadas.
La escena podría replicarse a
la perfección este 2012, es decir medio siglo después, cuando las pantallas
planas se encuentran cada vez más en los hogares y algunas incluyen una cámara
para que sus propietarios realicen videollamadas vía Skype.
Los adelantos tecnológicos que
para esa época eran “inimaginables” aparecen en cada uno de los 75 capítulos de
las tres temporadas de la caricatura, que vivió uno de sus mejores momentos en
los años 80, cuando se programaron las nuevas temporadas en Estados Unidos y se
transmitieron por primera ocasión en México por el Canal 5 de Televisa.
Los Supersónicos surgieron
como una consecuencia del éxito de Los Picapiedra, por lo que Hanna-Barbera
buscó crear su contraparte, por lo que decidieron situar a los Sónicos un siglo
adelante, es decir en el año 2062.
La serie contiene los 24
episodios originales, que formaron parte de la primera temporada transmitida en
horario estelar entre septiembre de 1962 y marzo de 1963 por la cadena ABC.
Esa primera temporada contó
con un reparto de ensueño en su versión en español, al incluir las voces de
María Antonieta de las Nieves (Lucero y Cometín); Alejandro Ciangherotti y
Jorge Arvizu El Tata (Astro) y David Reynoso como el señor Cogswell.
Posteriormente se lanzó la
versión moderna con un total de dos temporadas y 51 episodios transmitidos
entre septiembre de 1985 y noviembre de 1987.
Si se analiza con
detenimiento, existen rasgos similares entre Súper (Los Supersónicos), Pedro
Picapiedra (Los Picapiedra) y Homero (Los Simpson), tres padres de familia que
han dejado huella en la televisión nacional y que comparten, además de una
familia de clase media amorosa e incondicional, una serie de aspiraciones,
preocupaciones y una extraña habilidad para meterse siempre en problemas.
En Los Supersónicos resultó
clave, además de su simpatía y carisma, el tipo de historias que abordaban, la
actualidad temática y el tipo de relaciones que se establecían entre los
personajes, que los siguen haciendo igual de vigentes, incluso hasta la fecha.
Y es que al final, Súper se
enfrentaba a problemas que pueden aquejar a cualquier padre de familia: los
gastos excesivos de su esposa Ultra, una hija adolescente (Lucero), las
travesuras de su hijo (Cometín) y los regaños del señor Júpiter, su jefe en la
fábrica de Engranes Espaciales (Spacely Sprockets).
La conexión del público con
los personajes fue inmediata, pues resultaba casi imposible no enamorarse de
Súper, Ultra, Lucero, Cometín y Astro, el perro, una peculiar familia futurista
que se mofaba de la tecnología y ponderaba el amor, el cariño y la lealtad
sobre todas las cosas. Chicos y grandes se divirtieron con las aventuras de
esta familia que habitaba en el súper moderno edificio Sky Pad (¿Les suena el
nombre?) y viajaban por toda la galaxia sus autonaves.
Pero así como hay infinidad de
objetos que Los Supersónicos presagiaron, existen otros que siguen siendo un
sueño para la humanidad, como el despertador en forma de tostador que te
expulsa de la cama, la maquina automática para el pedicure o las cápsulas de
desplazamiento, que girabas por la parte superior y te transportaban por el
espacio.
En ese futuro idóneo, también
se reducen las jornadas laborales. Súper trabaja solamente tres horas al día
durante tres días de la semana, un modelo con el que todos soñamos. Mención
aparte merecen los autos voladores y las ciudades en el Espacio, que
resolverían de manera mágica los congestionamientos de las grandes ciudades.
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