La Real Academia Española incorpora "tuitear", "tuit", "tuiteo" y
"tuitero" a su diccionario
La
RAE se proyecta dentro del mundo tecnológico e
incorpora nuevos palabras a su diccionario, última fuente de referencia para
los usos del idioma.Durante el acto de presentación de la "Guía para los
nuevos medios y las redes sociales", incorporará a la 23ª edición
de su diccionario, que será publicado en 2014, los términos
"tuitear", "tuit", "tuiteo" y
"tuitero", además de los ya existentes "tableta",
"blog" o "libro electrónico".
El
director de la RAE, José Manuel Blecua, explicó que "las comunicaciones
electrónicas, Internet, las redes sociales, constituyen una auténtica
revolución", agregando que al aceptar los nuevos términos se reconoce
"a una actividad que ejercen millones de personas, a título particular o
como representantes de instituciones".
La
academia también informó que México y Argentina son los países hispanohablantes
que más usan el diccionario en Internet
Conozca
las nuevas palabras del diccionario de la RAE
La
palabra matrimonio también se aplica, según la RAE, a la unión entre personas
del mismo sexo.
Las
actualización del diccionario de la Real Academia de la lengua Española (RAE)
siempre da de qué hablar. El día de su publicación conocemos nuevas palabras,
nos sorprendemos por las que tomábamos por jerga, reímos de las que suenan
vulgares e, incluso, celebramos las que se actualizan en la historia.
Anglicismos,
abreviaturas, inventos de la heterogénea y dinámica cultura hispanohablante:
palabras de todo tipo entraron el viernes a la bandeja oficial de palabras que
el diccionario más usado del castellano define.
No
es cuestión de todos los años. De hecho desde que la RAE llegó a internet, en
2001. Mientras que en la modificación del 2005 hicieron 9.029 cambios, en un
dia solo fueron 1.697. De igual forma, vale la pena que conozcamos algunos de
los más llamativos.
Profesiones:
Una
categoría siempre presente en la actualización es las nuevas -o viejas pero
desestimadas- profesiones que se han generado a partir de los nuevos
desarrollos tecnológicos o culturales.
Al
que practica el deporte del béisbol, ya lo podemos llamar, oficialmente,
beisbolero. Y aquel que está al frente de dos ministerios es un biministro.
Ya
estamos de acuerdo: esa persona que escribe y publica en internet
"contenidos de su interés" a diario es un bloguero, y no un bloggero,
o un blogger. El bloguero puede que chatée, porque chatear es, también, una
palabra del diccionario.
El
citricultor –que tal vez necesite la ayuda de un gruista para que le maneje la
grúa– es el hombre o la mujer que se dedica a la citricultura, que es las
técnica agronómica que trata los cítricos.
Otra
discusión en la que ya podemos estar de acuerdo: se escribe okupa, y no ocupa,
el adjetivo que describe al perteneciente del movimiento que "propugna la
ocupación de viviendas no habitadas".
El
pepero pertenece al partido político español Partido Popular y el sociata, al
socialista.
Del
inglés
Los
hispanohablantes hemos adoptado, queriéndolo o no, palabras de la lengua
inglesa. Y la RAE, con el tiempo, las ha ido aceptado como parte del castellano
oficial
La
palabra USB ya es parte del idioma español.
Para
empezar, espanglish ya es una palabra en español: "Modalidad del habla de
algunos grupos hispanos de los Estados Unidos, en la que se mezclan,
deformándolos, elementos léxicos y gramaticales del español y del inglés".
Parte
del espanglish es friki, que viene de freak, y quiere decir "extravagante,
raro o excéntrico".
El
SMS, que es la abreviación de Short Message Service, es un "servicio de
telefonía que permite enviar y recibir mensajes que se escriben en la pantalla
de un teléfono móvil". Y la USB, que en inglés es Universal Serial Bus, es
una "toma de conexión universal de uso frecuente en las
computadoras".
Pero
el inglés no es el único idioma que nos ha dado nuevas palabras: sushi, que
viene del japonés, es ahora una palabra en español, y significa "comida
típica japonesa que se hace con pescado crudo y arroz envueltos en hojas de
algas".
Víctimas
de la historia
Hay
palabras que son producto de procesos políticos o culturales en la historia que
es necesario definir o actualizar.
La
palabra que copó todas las portadas, de hecho, fue matrimonio, que por primera
vez incluyó en su definición un matiz: "En determinadas legislaciones,
unión de dos personas del mismo sexo, concertada mediante ciertos ritos o
formalidades legales, para establecer y mantener una comunidad de vida e
intereses".
Y
una palabra que bien podría ser producto de su tiempo, el actual, es
euroescepticismo: a saber, "desconfianza hacia los proyectos políticos de
la Unión Europea". Panarabismo es el movimiento que fomenta la unidad y
las relaciones entre países árabes.
E inculturación es el "proceso de
integración de un individuo o de un grupo, en la cultura y en la sociedad con
las que entra en contacto".
Las
raras
Y
por último hay palabras que no suenan muy comunes.
Canalillo
es el "comienzo de la concavidad que separa los pechos de la mujer tal como
se muestra desde el escote".Culamen es un sinónimo de culo, o de las
nalgas.Emplatar es colocar la comida en el plato de cada comensal antes de
presentarlo en la mesa. Es poner en el plato.
Los
gayumbos son los mismos calzoncillos Y gracieta es dicho de algo que es
divertido.
"Tablilla"
era uno de los términos que la Real Academia evaluó como posible candidato para
nombrar a estos dispositivos.
La
clic nueva red social de Google, Google+, incorpora el botón "+1"
para que los usuarios puedan señalar cuando un contenido, comentario, etc., les
parece interesante.
Pero,
¿cuál sería el verbo correcto para describir esa acción? ¿"Masunear"?
¿"Plusuanear" (por el inglés "plus one", sumar uno)?
En
el actual mundo de la web, las redes sociales, los teléfonos inteligentes y los
dispositivos electrónicos de todo tipo y color, la aparición constante de
nuevos aparatos, artilugios y procesos obliga a mantener actualizado el idioma
con una alta frecuencia.
"¿Me
lo forwardeas?"
Para
los usuarios representa un desafío constante -sobre todo a la hora de elaborar
textos formales.Y no es una situación exenta de conflictos.
"Una
que odio es: '¿me lo forwardeas?', cuando es tan fácil decir '¿me lo reenvías?,
se queja una colega en referencia al reenvío (no queremos ofender) de mensajes
de correo electrónico.
Pero
a veces el uso del inglés es inevitable, viene con la dinámica propia de la
incorporación de un nuevo elemento que necesita ser nombrado.
"Que
se adopte el inglés es un proceso normal y siempre ha sucedido", explica
Villanueva.
"Cada
vez que se produce una nueva incorporación tecnológica, el nuevo artilugio,
instrumento, práctica, viene acompañado por la palabra que lo denomina en el
idioma en que fue inventado".
Emilio
no se quedó.
Cuenta
Darío Villanueva, secretario de la Real Academia Española, que cuando el
organismo debatió el término español para email, no triunfó su preferido."Había
una solución que a mí me gustaba mucho, que era 'emilio', una suerte de chiste,
pero no cuajó".
"Era
bonito, por la semejanza fonética; yo lo utilizaba"."Al final lo que
cuajó es correo electrónico".
Recuerda
que lo mismo ha sucedido en el pasado con el ferrocarril (tren, raíl y vagón
son todos anglicismos) y con los deportes (fútbol, penalti, tenis)."Son
palabras que en el español no se sienten como extrañas", dice.
Anglicismos
crudos .Se trata de un proceso.
Tomemos
el caso, por ejemplo, de las tablets, esos dispositivos móviles que se han
popularizado recientemente con la llegada del iPad de Apple y sus competidores.
En
una primera instancia se adopta el término en inglés, algo que la Real Academia
admite y llama "anglicismos crudos" (se escriben con cursiva: tablet,
wi-fi, hacker).
"Luego,
cuando estos anglicismos crudos se adaptan a la fonética y la prosodia de la lengua
española se incorporan al acervo del español y se vuelven anglicismos (a
secas)", explica Villanueva.
Es
lo que sucedió con tren, fútbol y vagón, y lo que en forma inminente sucederá
con tablet.
Es
que en sesión de pleno del 30 de junio, la Real Academia acordó que el término
en español será "tableta", opción que superó a "tablilla",
la otra gran candidata, tras varias sesiones de discusión.
"Estuvimos
viendo la frecuencia en el uso y nos inclinamos por tableta, y si además la
gente ya dice tablet es más fácil pasar a tableta que a tablilla", cuenta
Villanueva."No incluimos nada que no esté avalado por el uso"."Tweets",
no
Pero
no vale todo.
Por
ejemplo, hay que evitar el plural para el anglicismo crudo tweet (tweets),
porque como explica el académico, "en el español no puedes unir dos
consonantes para articular el plural".
Y
tampoco es una buena opción la descripción, como "unos mensajes de la red
social Twitter", porque -dice Villanueva- "va en contra de uno de los
principios básicos de todo idioma, que es la economía; la perífrasis está en
contra de la economía lingüística".
Como
la economía lingüísitca es crucial para los idiomas, Villanueva, insiste en que
a los académicos no los asusta el uso de las abreviaturas en los SMS.
"Lo
mismo se hacía en los manuscritos medievales, están llenos de abreviaturas, y
eso no resiente la escritura formal".
"Hay
uno que se sigue usando en inglés, el &, que nació en los manuscritos y
pasó a la imprenta".
Como
solución ofrece la propuesta por la clic Fundación del Español Urgente, de la
que la Real Academia es miembro: la castellanización en "tuiteo"
(sustantivo), "tuiteos" (plural) y "tuitear" (verbo),
aunque se sigue admitiendo en singular como anglicismo crudo.
¿Quién
se acuerda de "módem"?
Entonces,
ya se sabe. A partir de ahora "tableta". Pero no lo busquen en el
diccionario todavía. Primero tienen que dar su asentimiento las 21 academias de
la lengua española y deberá pasar el período de cuarentena de rigor (de algo
más de dos años para términos tecnológicos y de cinco para palabras generales).
Es
que, dice Villanueva, "a veces hay palabras que empiezan con mucha fuerza
y con el tiempo se desinflan, pierden eficacia", y cita el ejemplo de la
palabra "módem", que ha caído en desuso porque la tecnología a la que
da nombre cayó en desuso.
Si
todo sale bien, "tableta " aparecerá hacia 2014 en la 23° edición del
diccionario impreso de la Real Academia, y en la siguiente actualización de la
versión en línea, que se lleva a cabo cada 3 años (aunque Villanueva preferiría
que las actualizaciones en línea fueran inmediatas).
Igual
-que quede entre nosotros-, el secretario de la Real Academia dijo que ya se
puede empezar a usar.
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