en la Ibero
El ejercicio se llama “Buen
Ciudadano Ibero”, y como parte del mismo, el doctor René Torres Ruiz invitó a
la Universidad Iberoamericana al candidato del PRI a la Presidencia de la
República, Enrique Peña Nieto.
Los videos que rápidamente
circularon por aquí y por allá mostraron lo que, a juzgar por muchos, era un
magnífico ejercicio de expresión libre y soberana de unos jóvenes con alta
conciencia cívica.
Será el sereno, pero mi
lectura es muy diferente.
Los videos muestran silbidos,
pancartas, máscaras, gritos, desorden y lo que parecería una evidencia de
repudio generalizado en contra del candidato. Claro: esos videos fueron
proporcionados por chavos del “comité de bienvenida” para Peña Nieto.
El mexiquense sabía a lo que iba.
Desde el día anterior varios grupos de estudiantes expresaron abiertamente lo
que harían: convocaron vía Facebook a un evento paralelo, “Los candidatos a la
presidencia en la UIA”, les dieron línea a los asistentes para que protestaran
con dureza, y les pidieron que llevaran sus teléfonos y cámaras para documentar
todo.
Así pues, llegó la hora, y
llegaron los gritos. Los alumnos de la Ibero que gritaban en los pasillos:
“¡Cobarde!”, al amparo de la bola, demostraron muy bien el tipo de civismo que
han aprendido, un civismo ramplón y oportunista basado en las viejas consignas
del PRD: gana el que grita más fuerte.
Una alumna grabó a Peña Nieto
con el semblante duro mientras veía con sus escoltas la manera de salir de la
universidad. Luego el video fue presumido por todas partes con un guiño de
sorna: el verdadero Peña Nieto.
¿Qué esperaban? ¿Que
estuvieran gritándole de todo y que les sonriera? ¿En verdad le estaban
mostrando, como gritaron, que “la Ibero no te quiere”? Me da una poca de pena
decirlo, pero no encuentro ninguna distancia entre esta conducta de los
estudiantes de la Ibero y la de las hordas perredistas que se adueñaron de
Reforma varios meses.
Me retracto: sí hay
diferencias. Los grupos afines a López Obrador que le ayudaron a colapsar la
capital para demostrar su poder a lo mejor no tenían más opción: amlo (malo)
representaba para ellos, como todavía lo representa para muchos, la única
opción de lograr algo, lo que sea.
Pero los alumnos de la ibero
se supone que provienen de un sector de la población más privilegiado. Si
alguien sabe cómo se mueve el poder y cuáles son las limpiezas y las marranadas
en el ejercicio de la influencia, son los chicos de la ibero.
Pero ayer salieron a gritar
como pelafustanes, sonriendo a las cámaras como si estuvieran haciendo mucha
gracia. Ah, pero a ellos nadie los acarreó, ¿eh? Si alguien de veras se cree
eso, tengo una Estatua de la Libertad que les puedo vender a un precio muy
económico.
Ya sé que me va a llover por
decir esto, pero yo solía pensar que en las universidades estaba la esperanza
de México.
He dejado de creer en ello. Lo
único que veo es, en vez de la cultura del esfuerzo, la gratificación
inmediata, la fama de diez segundos, la gritería descerebrada. Y esa es la
élite, el Buen Ciudadano Ibero. Ajá.